Ingredientes
- 825 g de harina floja
- 175 g de harina de avena
- 150 g de azúcar
- 56 g de impulsor
- 8 g de sal
- 250 g de mantequilla, fría
- 305 g de pasas (mejor si son de corinto)
- 559 g de nata para montar (35% materia grasa)
- 75 g de miel de mil flores (en su defecto, cualquier otra)
- 112 g de huevos
- Unos 150 g de leche, para afinar la hidratación
Instrucciones
Mezclar con unas varillas o un robot de cocina la nata, la miel y los huevos. Reservar.
En un bol grande –en él mezclaremos la totalidad de los ingredientes– mezclar las harinas, el azúcar, el impulsor y la sal. Reservar.
Cortar la mantequilla fría en trozos pequeños y añadir, junto con las pasas, a los ingredientes secos.
Verter los ingredientes líquidos, excepto la leche, en el bol de los ingredientes secos y mezclar con la mano y los dedos juntos, haciendo un movimiento de pala desde abajo hacia arriba. Trabajad la masa lo menos posible: con más amasado se corre el riesgo de endurecer el resultado. No os preocupéis por los trozos de mantequilla que os quedarán sin deshacer, ese es parte del encanto de esta receta
Hay que acabar con una masa seca pero no dura, en un punto que sea cómoda de trabajar. Corregid la hidratación hasta donde sea necesario con los 150 g de leche.
Dejar reposar el resultado en la nevera unos 10 minutos, bien tapado. Retirar del frío, volcar la masa sobre la encimera y dividir en piezas de 100 g. Ayudaros para esto de una rasqueta plástica y un poco de harina espolvoreada por encima de la masa.
Hornear a 175º C durante unos 12 minutos o hasta que tengan un color dorado y en el centro sobrepasen los 92º C. O los podéis congelar y utilizar en caso de emergencia, en cuyo caso es mejor dejarlos toda la noche en la nevera para que se descongelen lentamente.
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